martes, 26 de agosto de 2014

El amor disfrazado.

Constantemente nos repiten el mensaje, a través de los medios, de los conocidos, de cualquier parte, de que estar solo es una anomalía, y que la manera de ser, de como deber ser, es en parejas, en familias, en grupo. Raras veces se nos habla de la maravilla de la soledad bien asumida, de como los momentos con una misma son igualmente disfrutables. A veces, incluso más.
Por eso estamos encaminadas a una relación, a vivir un amor romántico sin darnos cuenta hasta que punto nos cegamos y se pasa del amor romántico disfrazado para mi de violencia machista.
Que tu novio te lleve, te traiga, te recoja y te espere no es de ser un caballero, no es un hombre amable, es una persona que día tras día reduce tu autonomía; pero claro como vas a reprochar nada si el amor romántico vende a un príncipe que te atienda y ahí lo tienes. La idea de que el hombre debe de protegernos, mantenernos a salvo y ocuparse de nosotras es la más absurdas de las ideas.
Luego también están los celos, porque claro si no hay celos es que no hay amor. No podemos dejar que nuestra pareja lo pase mal por esto; para eso es mejor dejar de ver amigos, y no provocar situaciones incomodas para él.
El proceso por el que pasa la mujer de ser una misma a pasar a ser ''novias de'', es un proceso de violencia brutal disfrazada por la sutilidad romántica. Una mutilación tierna de nuestra propia persona, y no hace falta ni un insulto ni un golpe.
Por eso que no nos cuente cuentos ni nos engañen con un amor romántico. La realidad es que los príncipes solo existen en los cuentos. Las mujeres no tenemos que esperar a un hombre que nos resuelva nuestro problemas, ni esperar a ser amadas...Olvidémonos de eso y basemos la felicidad de una relación de acuerdo a las demostraciones de respeto, libertad, apoyo y amor mutuo y reciproco...


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